La muestra Pintura
Eterna se encuentra actualmente en el Centro Cultural de las Condes, y
estará abierta al público hasta el 15 de julio de este año. El autor de las
pinturas fue Pedro Lira, importante figura en la historia de arte Chileno.
Antes
de ahondar en lo que es la exposición, es pertinente hablar de forma breve acerca
del autor primero. Pedro Lira (1845- 1912), de profesión abogado y de
nacimiento pintor chileno, forma parte de los pintores y críticos más
importantes de la historia del arte en Chile. Jugó un papel fundamental en la
formación de espacios para el arte, como exposiciones, convenciones y
organizaciones referentes a este medio. Sus creaciones pictóricas y logros
artísticos en general lo hicieron merecedor del reconocimiento a nivel
internacional. En 1892 fue nombrado director del Museo de Bellas Artes.
Ahora, pasando a hablar de la exposición y su entorno, si bien tengo una opinión
frente a la exposición como tal, en esta ocasión creo necesario expresar lo que
se generó nuevamente en relación al lugar de la exposición. Mantengo la
sensación luego de por lo menos 6 visitas en ocasiones distintas, de NO
cercanía que produce el lugar en el que está inserta la obra. Creo en que la
atmosfera que se crea, el contexto en donde estamos ubicados como espectadores
influye de manera directa en el reconocimiento, apreciación y conexión con la
obra expuesta. Tomando en cuenta esto, el Centro Cultural de las Condes marca
una cierta distancia, y crea un quiebre elitista que delimita de cierta manera
al público que visita este lugar, y la cultura que se promueve llega
efectivamente a un sector de la población. Hay que hacer hincapié en que no
tiene que ver necesariamente con la ubicación geográfica del centro, sino más
bien la estética y la cercanía que produce esta.
Con
respecto a la obra como tal, observe primeramente la sutileza que me
transmitió. Me refiero principalmente a la delicadeza en la pincelada y el
colorido, y como esta delicadeza es capaz de armar una sensibilidad visual
exacta y perspicaz. La realidad en su pintura existe y no es sólo una
representación vacía, transmite un algo que genera duda, desagrado, agrado,
etc.
Va
en el espectador de la obra la interpretación, sensibilidad o no-sensibilidad
que se le pueda otorgar. Personalmente creo que si bien no es el estilo que
comúnmente es agradable, quizás por su toque de “siutiquez” (aún tomando en
cuenta el contexto histórico), transmite un dejo de sinceridad importante entre
pinceladas, y ocurre lo que precisamente debería ocurrir; una comunicación
particular entre la obra y el espectador.
Las
obras tienen una paleta de color bastante pálida, y eso da la sensibilidad idónea para los escenarios que se están
presentando, o sea, la imagen que está en la pintura coincide directamente con
la tonalidad.
Lamentablemente
no es idónea a mi parecer, la conexión entre contexto espacial y obra, ya que
el lugar no apela a transmitir lo que sí hace la obra, y sólo es un momento de
reconocimiento al artista, o sea, me parece que es más importante el rol del
artista que su producción de obra y el contenido. Si es bueno o malo esto, es resolución de
cada espectador.
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