miércoles, 30 de mayo de 2012

PAPER N°6


La muestra Pintura Eterna se encuentra actualmente en el Centro Cultural de las Condes, y estará abierta al público hasta el 15 de julio de este año. El autor de las pinturas fue Pedro Lira, importante figura en la historia de arte Chileno.
Antes de ahondar en lo que es la exposición, es pertinente hablar de forma breve acerca del autor primero. Pedro Lira (1845- 1912), de profesión abogado y de nacimiento pintor chileno, forma parte de los pintores y críticos más importantes de la historia del arte en Chile. Jugó un papel fundamental en la formación de espacios para el arte, como exposiciones, convenciones y organizaciones referentes a este medio. Sus creaciones pictóricas y logros artísticos en general lo hicieron merecedor del reconocimiento a nivel internacional. En 1892 fue nombrado director del Museo de Bellas Artes.
 Ahora, pasando a hablar de la exposición  y su entorno, si bien tengo una opinión frente a la exposición como tal, en esta ocasión creo necesario expresar lo que se generó nuevamente en relación al lugar de la exposición. Mantengo la sensación luego de por lo menos 6 visitas en ocasiones distintas, de NO cercanía que produce el lugar en el que está inserta la obra. Creo en que la atmosfera que se crea, el contexto en donde estamos ubicados como espectadores influye de manera directa en el reconocimiento, apreciación y conexión con la obra expuesta. Tomando en cuenta esto, el Centro Cultural de las Condes marca una cierta distancia, y crea un quiebre elitista que delimita de cierta manera al público que visita este lugar, y la cultura que se promueve llega efectivamente a un sector de la población. Hay que hacer hincapié en que no tiene que ver necesariamente con la ubicación geográfica del centro, sino más bien la estética y la cercanía que produce esta.
Con respecto a la obra como tal, observe primeramente la sutileza que me transmitió. Me refiero principalmente a la delicadeza en la pincelada y el colorido, y como esta delicadeza es capaz de armar una sensibilidad visual exacta y perspicaz. La realidad en su pintura existe y no es sólo una representación vacía, transmite un algo que genera duda, desagrado, agrado, etc.

Va en el espectador de la obra la interpretación, sensibilidad o no-sensibilidad que se le pueda otorgar. Personalmente creo que si bien no es el estilo que comúnmente es agradable, quizás por su toque de “siutiquez” (aún tomando en cuenta el contexto histórico), transmite un dejo de sinceridad importante entre pinceladas, y ocurre lo que precisamente debería ocurrir; una comunicación particular entre la obra y el espectador.

Las obras tienen una paleta de color bastante pálida, y eso da la sensibilidad  idónea para los escenarios que se están presentando, o sea, la imagen que está en la pintura coincide directamente con la tonalidad.

Lamentablemente no es idónea a mi parecer, la conexión entre contexto espacial y obra, ya que el lugar no apela a transmitir lo que sí hace la obra, y sólo es un momento de reconocimiento al artista, o sea, me parece que es más importante el rol del artista que su producción de obra y el contenido.  Si es bueno o malo esto, es resolución de cada espectador.




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